viernes, febrero 11, 2005

Suicidio

El espejo que, absorto, miro
refleja una imagen desenfocada.
Todo está en su sitio,
pero no se ve bien.
Apago el agua caliente
con la bañera ya llena.
El vaho
empapa el servicio,
y mi cuerpo, desnudo,
se sumerge
en un sinfín de tormentos.
Las lágrimas dibujan
ondas que se extienden
como recuerdos
en una mente
cansada y vencida.
¡CARAS!,
sólo veo caras.
Cierro los ojos y sonrio,
todo es pasajero,
alivio, descanso.
Los brazos me pesan
y se hunden en un agua
antes transparente.